La histerectomía es la operación más frecuente en ginecología después de la cesárea. Esta consiste en la extracción del útero o una parte de él, siendo una de las alternativas para combatir las afectaciones por endometriosis.

Toda paciente que va a ser sometida a una histerectomía (retiro de la matriz) requiere de una evaluación médica adecuada a través de un examen clínico apoyado en exámenes de laboratorio y gabinete.

El ultrasonido pélvico es una herramienta que nos ayuda enormemente a establecer la patología del útero o matriz, aunque lo más recomendable es realizar un protocolo completo de acuerdo a normas médicas y oficiales para establecer un diagnóstico.

 

Ventajas de la cirugía de mínima invasión

Afortunadamente, en la actualidad hasta el 90% de las intervenciones por histerectomía se pueden realizar por cirugía de mínima invasión, ofreciendo a la paciente una cirugía con menor dolor, menor sangrado, menor posibilidad de infección, menor estadía hospitalaria y recuperación más rápida y reintegración a su vida cotidiana y laboral más temprana.

 

Recuperación posterior a la histerectomía

Posteriormente a su recuperación y alta (que normalmente ocurre entre los 30 a 45 días) la paciente llevará su vida absolutamente normal como cualquier persona que no ha sido operada y no requerirá ningún manejo sustitutivo hormonal dado que los ovarios no se retiran a menos que exista alguna indicación.

 

Puntos clave para recordar

Es importante recalcar que no existe una cura para la endometriosis. La terapia hormonal o la extirpación del tejido con cirugía laparoscópica pueden aliviar el dolor. Pero, a menudo, el dolor regresa en el término de uno o dos años.

Por ello, se recomienda mantener una revisión médica constante para confirmar el bienestar físico y emocional de la paciente.

Así mismo, te invitamos a consultar otros de nuestros recursos sobre alimentación con endometriosis y sobre cómo la endometriosis afecta tu cuerpo y qué alternativas existen para tratarla.